A comienzos del siglo I a.c. en la Hispania romana, cuando Málaga era parte de la provincia de Hispania Ulterior, en época del emperador Augusto, comenzó la construcción del Teatro Romano y se utilizó como teatro hasta el siglo III.

Tras permanecer oculto varios siglos por edificaciones, escombros y tierra, en 1951 y durante la realización de los jardines del Palacio de Archivos y Bibliotecas, vio de nuevo la luz. Entre los años 1960 y 1963, el arquitecto Pons Sorolla se dedicó a la restauración de gran parte del lugar donde tantas obras y espectáculos ofreció a los habitantes de Málaga, para ello hubo que demoler el Palacio de Archivos y Bibliotecas y así rescatar del olvido la edificación romana.

Para sorpresa de todos la demolición y retirada del edificio del archivo revelaron varias estructuras más, un gran almacén o espacio de laboreo relacionado con la factoría romana, que se levantó en el recinto en los siglos IV-V. Sus suelos revestidos de mortero hidráulico y soportado por pilares centrales se apoyaban en sillares procedentes del despiece del teatro.

Por desgracia, y sin culpar a nadie, parte de material fue usado para la construcción de la Alcazaba. Varios capiteles y fustes de las columnas aparecen como sustento para los arcos de herradura en las puertas de la Alcazaba.

Hoy en día podemos disfrutar del teatro no solo como edificación histórica y escenario de las fotografías más frecuentes entre los turistas, en las noches de verano podemos disfrutar del Teatro Romano de Málaga en su uso original, disfrutando así de obras de teatro clásicas romanas escenificadas, si tenéis oportunidad, no dejéis pasar la oportunidad de ver una obra, merece la pena y te trasladarás a tiempo de antaño mucho más románticos.

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